RESTAURANTE LA BOSCANA DE BELLVÍS – COMER EN SÓNAR 2019 III

Tercer y último vídeo en Sónar de Día 2019. Acaba así la serie dedicada a las propuestas gastronómicas que se han podido disfrutar este año, con el foco puesto al reto que supone para un restaurante estrellado ofrecer un menú en un festival de música.

Tras Quim Casellas, del Restaurante Casamar de Llafranc y Oriol Rovira, de Els Casals de Sagàs, el último menú es de Joel Castanyé, del Restaurante La Boscana de Bellvís. Con protagonismo para la huerta de Ramón Bosch, en el mismo pueblo.

El menú empieza con un gazpacho, o más bien una sopa fría, de la que peparan dos versiones. Una con caballa que asan en el horno de brasas, después añaden una cannelle de aguacate y lo acaban con la sopa elaborada con muy poco tomate, cebolla y pimiento y el protagonismo se lo llevan cuatro tipos de lechuga y emulsionan con abundante aceite de oliva virgen extra.

El vegano, en lugar de caballa, lleva unas hojas de lechuga y unos picatostes, además de la cannelle de aguacate.

De segundo también dos versiones de un clásico, los canelones. El tradicional hecho a base de un asado de carne de cerdo y ternera, una bechamel espesa y un gratinado con parmesano. En la versión vegana sustituyen la pasta por láminas finas de berenjena y un relleno también a base de berenjena.

Si uno prefería bocata a menú, tenía la posibilidad de pedir uno de portobellos que elaboran tostando un pan de brioche en el horno de brasas, después abren y untan bien con una mayonesa de chipotle. Añaden cebolla y zanahoria encurtida, los portobellos asados y menta.

La alternativa, en lugar de portobellos, lleva unas lonchas de pollo de granja también asado al horno y, muy interesante, un crujiente elaborado con la piel del pollo.

De postre, una pera, típica de la zona, elaborada al horno con vino de Costers del Segre, laminada y acompañada de un crumble de galleta, una lámina de azúcar, una reducción de los jugos de asado al horno y acaban con un poco de nata montada.

Ambos gazpachos muy refrescantes y originales. La caballa le da un buen punto de intensidad, como cuando pones tacos de jamón en un gazpacho tradicional. El vegano más suave, pero también muy rico.

Los canelones tremendos, especialmente el tradicional. Sabía a lo que tenía que saber.

Una vez más fue una adaptación interesante de lo que hacen en su restaurante. Una cocina de nivel apta para un público festivalero.

Entiendo en el Sónar de noche apetezca comida más fácil, como las hamburguesas o los tacos. A mediodía está muy bien poder disfrutar de esta oferta con un punto de sofistificación siempre justificada.

Los bocadillos si eran más festivaleros. Demasiado dulces para mi gusto, pero sé que estos sabores son muy populares. Lo más interesante, la piel de pollo, además del punto de sabor, le da otra textura al bocado.

El postre también muy acertado, un final dulce y feliz.

Me da la sensación que empecé a ir Sonar a la edad que la gente deja de ir. Supongo que tiene que ver con los motivos por los que voy. El ambiente me parece único y, me gustará más o menos, pero siempre me interesa lo que proponen artistas tan diversos. Por ejemplo, el espectáculo de Virgen María merece la pena verlo, por muy raro que resulte.

Bien, puesto esto ha sido todo, veremos qué pasa en la edición del año que viene.

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