¿Qué se come en los refugios de montaña del Pirineo?

Buscamos placer constantemente y es fácil dejarse llevar por las recompensas instantáneas, que nos generan dopamina, como los vídeos de tiktok o los reels. Hasta que no paras, no eres consciente de que has pasado más de una hora con la mirada fijada en la pantalla del móvil.

Por eso me gusta la montaña, donde no hay cobertura y se te hace imposible caer en la trampa. Pero hay otro motivo más importante por el que me gusta. Cuando uno disfruta comiendo bien, tiende a dedicar tiempo a hacerlo. Comprando y cocinando o buscando buenos bares y restaurantes.

Entre las muchas cosas que hacen que un plato sea memorable, está la manera en que lo consigues. A veces tienes que esperar meses hasta que logras hacer una reserva o das con un producto excepcional o te desplazas cientos de kilómetros.

Pero hay una que me gusta especialmente. Llegar a la mesa sabiendo que te lo has ganado. Puede ser porque estás celebrando un logro o simplemente, como en este caso, porque has hecho un desgaste físico importante. Llegas con hambre ganada, casi ancestral.

En los refugios de montaña lo saben bien y se no has comentado lo contrario cuando has hecho la reserva, el menú será de una sola opción contundente. En invierno, un plato de cuchara de primero o tal vez un consumé de entrante y después protagonismo para la proteína, con guisos de todo tipo, muchas veces acompañados de hidratos, pasta, arroz o puré de patatas.

Tardé algo más de seis horas en llegar al Refugi de l’Illa, a casi 2.500 metros de altura. El paseo fue entretenido. Con mucho hielo y poca nieve. Las paradas fueron breves, para llenar la cantimplora o comer algo ligero, como mi barrita energética preferida, una galleta de chocolate y frutos secos del Forn de l’Aleixar.

Siempre comento que el lujo no debería medirse por la escasez o la exclusividad, sino por ser algo inspirador, pero chico, un lavabo con papel y jabón, en medio de la montaña, es todo un lujo. Especialmente for the ladys.

Como en todos los refugios de alta montaña, la cena se sirve pronto, sobre las siete y media y es generosa. Un plato de cuchara, con garbanzos, espinacas y fideos, un guiso de ternera acompañado de arroz y, de postre, natillas y una cuña de queso. Uno se pone fino con ganas, a sabiendas de que al día siguiente hay que bajar y es necesario recuperar fuerzas. Así da gusto el homenaje.

ENTRADAS RELACIONADAS: El bar restaurante el Gordo 2 y sus famosos callos


¿Te ha parecido este, un artículo 5 estrellas? Déjanos tu valoración:

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...
Contacto lateral
close slider
[contact-form-7 404 "No encontrado"]

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
Share This