RESTAURANTE QUIMET & QUIMET EN BARCELONA

Entre hamburguesas, tacos, pizzas, ceviches y sushis las cartas de los restaurantes cada vez se parecen más.

Afortunadamente, quedan experiencias originales como la de Quimet & Quimet. Uno de los restaurantes que más recomiendo, precisamente por eso. Su carta, a base de conservas con originales combinaciones, hace que sea un lugar único.

Situado en una de las calles perpendiculares al Paral·lel, es un local minúsculo, con las paredes cubiertas de botellas de vinos, licores, vermuts y demás vicios, todas con sus precios, a los que hay que añadir el servicio.

Tiene algunas mesas altas, pero sin taburetes ni bancos, se come de pie, apoyándose en una pequeña barra en forma de L en la que se exponen manjares de todo tipo.

Anchoas, boquerones, salmón, atún, sardinas, huevas, espárragos, piquillos, piparras, alcachofas, fruta en almíbar y un largo etcétera.

La carta está dividida en combinados, que pueden ser de carnes, pescados, quesos, salazones o vegetales; tapas, como las habitas con bacalao o los nísperos con anchoas; montaditos de todo tipo, como el de berberechos, yogur y cebolla o el de paté, setas, cebolla y trufa; y, finalmente, postres, como el mousse de chocolate y amaretto.

Empezamos con un combinado vegetal y pescado, un maravilla con atún, habitas, piquillo, sardinas, alcachofa, espárrago, piparras, un sofrito de cebolla, otro de tomate, aceitunas y boquerones. Lo acompañamos de pan, o más bien, de bastones y crackers.

Comer frío y de pie no es para todo el mundo. A nosotros nos gusta mucho, especialmente para cenar, cuando comer poco sienta especialmente bien.

Quimet & Quimet nos coge algo lejos, así que solemos hacer este tipo de cenas en La Vermu, en Gracia. Ahora que se acerca el Sónar de Día seguro que nos pasamos pronto.

Sobre las doce y media, antes de que llegue la avalancha de norteamericanos que piden como si no hubiera un mañana. También nos encontramos con mucho asiático y mucho latinoamericano. Su éxito es una excelente noticia.

Y si, hay un exceso de turismo ahora mismo en Barcelona, pero también hay que reconocer que hace que negocios familiares como este, no solo sean viables, sino que permitan a sus propietarios y trabajadores una vida digna.

A veces si nos olvida que nosotros también viajamos y queremos pagar poco y molestamos y alquilamos habitaciones en airbnb. Y, aunque no lo parezca, para este problemazo hay una solución sencilla, la buena educación.

Pedimos también un montadito de alcachofa, queso y caviar o, más bien, huevas. Son combinados como las populares anchoas con leche condensada sevillanas. Sobre el papel, puede parecer que no funcionan. Luego resultan armoniosas y, sobre todo, muy ricas.

Para los montaditos utilizan también una especie de super crackers. Todo el negocio familiar se basa en productos no perecederos, una excelente manera de no tirar comida con una propuesta diferente. Como visteis en la visita a la Vermutería del Tano, aquí siempre hemos sido de picar conservas.

De postre nos pedimos unos nísperos con advokaat. En almíbar, con canela espolvoreada por encima y Filliers Advokaat, un licor belga tan espeso y cremoso que te lo bebes a cucharadas. Elaborado con huevos, azúcar, leche y orujo con aromas naturales, no se me habría ocurrido jamás disfrutarlo así.

Un mediodía de julio, entre semana, para una comida ligera, sin prisas y con siesta garantizada y podemos seguir debatiendo sobre lo que es el lujo.

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