Las reservas con demasiada antelación

Hay dos tipos de personas. Bueno, en realidad hay muchos, pero en lo que respecta a las vacaciones, están los que planifican hasta el último detalle y los que preferimos improvisar. A algunos incluso nos incomoda reservar con demasiada antelación: ¿a saber si nos apetecerá ir al restaurante dentro de quince días?

En mi caso, de vacaciones, si madrugo, planifico el desayuno esa misma mañana, antes de que salga el sol. En esta ocasión, se trataba de subir un monte inhóspito hasta los 2.800 metros de altitud. Como es típico en Suiza, arriba te encuentras todo un restaurante, dado que por el otro lado de la ladera se puede subir en teleférico.

Así, el desayuno siempre sabe mejor: un croissant y cuatro rebanadas generosas de pan, incluido el clásico trenzado, con mantequilla, miel y mermelada, acompañado de zumo de naranja y café. Nada sabe mejor que lo que uno se ha ganado subiendo. Y lo mejor para los que no disfrutamos tanto la bajada: siempre queda la opción del telecabina.

AQUÍ OTRA BREVE REFLEXIÓN: La importancia de un buen camarero


¿Te ha parecido este, un artículo 5 estrellas? Déjanos tu valoración:

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...
Contacto lateral
close slider

    Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

    ACEPTAR
    Aviso de cookies
    Share This