¡Hola! Las jornadas gastronómicas de primavera Ibiza Sabor 17 son muy completas. Este año incluían el II Foro Profesional de Gastronomía del Mediterráneo, un menú especial en más de 50 restaurantes, una cata de aceites de la isla y dos talleres, uno dedicado a la sala y otro a la sobrasada.

En este último, compartí jornada con Xesc Reina, maestro charcutero, María José Sanromán de Monastrell, restaurante alicantino con estrella Michelin, Jongping Zhang, más conocido como «Julio» de Soy Kitchen y Albert Gómez de Butifarring. Un lujo.

The Giri Café, Pl España 5

Aprovechando la estancia, Ana y yo nos dimos una vuelta para conocer algunas propuestas gastronómicas de la isla. Llegamos sobre las ocho de la mañana y pusimos rumbo a Sant Joan de Labritja

The Giri Café abre a las 10, así que nos lo pudimos tomar con calma. Esta en un pueblo pequeño, pero con mucha actividad, allí está Meke Café, empresa dedicada al tueste y la comercialización de café de especialidad y, los domingos por la mañana, hay mercadillo.

A las diez y cinco ya estábamos sentados en el jardín. Tienen una mini terraza enfrente. Dentro, el local tiene varios espacios, entre ellos un comedor amplio y, al fondo, un jardín enorme, con mesas de todo tipo, huerto en el centro y plantas por todas partes, es como un oasis.

La carta de desayunos es tipo brunch, aunque también se pueden pedir unas simples tostadas. Sirven pancakes, focaccias, pasteles, huevos… Ana se pidió un par de tostadas con tomate, queso y aguacate, una combinación que eligió ella misma. Yo opté por una tostada con sobrasada y un huevo poché. Todo bueno y, sobre todo, muy bien presentado.

Para beber, Ana se pidió un capuccino, que preparan con cacao. Mi americano estaba rico. Las tazas Acme no podían faltar.

Es un sitio muy agradable en el que no vas a econtrar cliente local. Si os gusta este tipo de look and feel, lo disfrutaréis.

Pagamos por todo 19,40 €.

Restaurante 2000, Cala Benirras

De allí, con la calma, a Benirràs. Una de las calas más emblemáticas de la isla. Primer baño del año, con el agua todavía fría. Con el calor que hacía fuera, fue muy refrescante. Como véis, Ana queda mucho mejor que yo debajo del agua. La verdad es que, fuera del agua, también.

Tras secarnos al sol, literalmente, porque no llevábamos toallas, fuimos al Restaurante 2000, uno de los tres locales que hay en la cala. Debe ser el único chiringuito de playa que tiene sus propios barcos de pesca. Salen a faenar cada mañana, así que el pescado que sirven no puede ser más fresco.

El restaurante participaba en Ibiza Sabor con un menú a base de platos de la isla. Decidimos probarlo. Daban a elegir entre un par de platos de primero y un par de segundo por 25 euros sin bebidas.

Bajo un sol de justicia y con clientes mayoritariamente locales, empezamos con unos mejillones al vapor y una enslada típica de Ibiza, la aminida de crostes, una ensalada de tomate, con pan duro y pescado seco. Lo más interesante es que secan ellos mismos el pescado, todo un detalle. Además, le ponen patata, que no es algo habitual. Estaba muy rica.

De segundo, compartimos un bullit de peix. En la carta lo sirven con arroz a banda, pero el menú no lo incluía. Como os podéis imaginar, un pescado variado y sabroso, lástima que la tradición exige cocciones largas. Cada pescado requiere su tiempo. Si los haces todos a la vez, tienes que dejarlo hasta que se haga el que necesita más cocción. Lo sirven con patatas, judías verdes y pimiento asado.

Para acabar, dos clásicos ibicencos, el flaó y la greixonera. Un pastel con frutos secos y el toque peculiar que le da la hierba buena, y un pudin con sobras de ensaimada. Ambos excelentes.

Para que Ana no tuviera una sobredosis gastronóimca, nos acercamos a Las Dalias. Menos mal que duró poco.

Bar Costa, Plaça de l’Esglèsia s/n

Al día siguiente decidimos desayunar en el bar de bocadillos más conocido de la isla. Situado en Santa Gertrudis, junto a la iglesia, ofrecen bocatas de pan tostado con jamón, cecina y, como no, sobrasada.

Local pequeño, terraza muy animada. El café, de Ibiza, servido en un vaso de cristal enorme. El bocadillo cortado en dos mitades, con abundante sobrasada y pan crujiente. Lo compartimos porque la mañana iba a ser larga. Por el bocadillo, uno con leche y un americano pagamos 6,90€.

Can Caus, Ctra Sta. Gertrudis, Km 3,5

En el mismo pueblo está Can Caus. Además de restaurante, son ganaderos y productores. Con sus cabras, obejas, gallinas y cerdos preparan quesos, leche, huevos, carne fresca y embutidos. Producción integrada donde no podía faltar una excelente sobrasada.

Imaginad un restaurante que produce su materia prima cerca de Madrid o Barcelona, estaría lleno todos los días. Es el sueño de cualquier cocinero. El restuarnate fue una consecuencia de su producción ganadera, la idea original era hacer una sala de catas.

Tras dar un paseo por la granja, nos preparaon una sobrasada como más me gusta, a la brasa. Como estaba Xesc Reina, se animo con uno de sus experimentos, preparando unos bombones con uno de sus quesos y su sobrasada, tremendos. Habrá que volver para sentarse a comer y disfrutar de su cocina.

Ses Boques, Sant Josep de sa Talaia

Después del super aperitivo, fuimos a la zona de Es Cubells, donde se esconde un peculiar chiringuito, Ses Boques.

Curveando la costa y bajando una pendiente exagerada, llegas a un embarcadero. Allí mismo, está el chiringuito, con las mesas sobre la arena de la playa. Un sitio increíble.

Allí, todos éramos turistas. No nos quedaba mucha hambre, así que compartimos una ensalada y un arroz de pescado. No digo paella, que es lo que ponía en la carta, que los valencianos se ponen pesados.

Antes, como es típico en Ibiza, las aceitunas y el allioli para untarlo con pan. A mi el ajo crudo no me sienta muy bien, Ana se puso fina.

La única peculiaridad de la ensalada era el aliño, ya que puedes ponerte tu mismo aceite, vinagre y sal o utilizar la vinagreta que sirven con la aceitera.

El arroz, con abundante pescado y marisco, servido con dos rodajas de limón, estaba en su punto. Bien seco, como nos gusta. Nos sugirieron comerlo directamente de la paella y es la mejor manera de que conserve la temperatura, así que es lo que hicimos.

Para mi gusto, al arroz le faltaba un punto de sabor, probablemente por la elaboración del caldo.

El trato excelente. La verdad es que nos trataron muy bien en todas partes. Acostumbrado a Tarragona, donde no podemos presumir de trato, visitar un sitio tan turísitico y que te traten mejor, no deja de sorprender.

Queda mucha isla, así que tendremos que volver.

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