¡Hola! Hay dos cuestiones relacionadas con la cultura del esfuerzo que me resultan interesantes. La primera tiene que ver con el talento natural. Aquello que nos cuesta poco hacer bien.

Con 16 años fantaseaba con ser director de cine. Orson Welles había dirigido una de las mejores películas de la historia con 25, así que tenía ese referente. Dejé pasar los años sin apenas coger una cámara. Iba mucho al cine, eso sí. Pero no le dediqué el tiempo necesario y es que, cuando uno cree en el talento natural y está buscando el suyo, no acaba de darle una oportunidad real a casi nada. Si no te sale a la primera, es que no eres bueno en ello.

Años más tarde, dirigí uno cortometraje y me decepcioné a mi mismo. Hasta el punto que no está firmado. Ahora veo películas malas por todas partes. La conclusión es que el esfuerzo y la constancia, también la suerte, por qué no decirlo, son claves para llegar a ser lo que quieres ser. Eso si, tener talento natural, siempre es mejor.

Una de las cosas que repito siempre que me ponen una audiencia delante es que hay que trabajar duro en lo que te gusta para no tener que trabajar en lo que no. Pero trabajar duro, meter horas. Por mucho talento natural que se tenga, para sacar lo mejor de uno mismo, hay que esforzarse.

Una frase de Woody Allen lo resume perfectamente: «El noventa por ciento del éxito se basa simplemente en insistir.»

La otra cuestión, es esforzarse para disfrutar. Es algo que estamos perdiendo. Si me cuesta demasiado trabajo, es que no es ocio, no es placer, así que renuncio a ello. Pero es necesario leer mucho para llegar a disfrutar con ciertas novelas, saber de arte para disfrutar de cuadros, escuchar mucha música, de todo tipo, para saber apreciar ciertas piezas. Patear museos, dedicar horas a entender a ciertos artistas, invertir…

Confieso que uno va perdiendo las fuerzas. Cuando viajaba con 18 años solía hacerlo solo. Pasaba horas pateando por la calle, en museos, catedrales… Ahora me centro en comer bien. Así que me pierdo muchas cosas. Debería esforzarme más para disfrutar mejor.

Eso si, con la cocina disfruto mucho. Aquí una muestra de un nuevo descubrimiento. No tenía ni idea de lo que era la gremolata. No las tenía todas conmigo, la ralladura de limón era algo que me costaba ver. Pero estaba muy bueno.

Espero que os guste. Abrazos.

Ossobuco a la milanesa (gremolata)

Instrucciones

  1. Salpimentamos y hacemos unos cortes en la carne para que no se deforme. La enharinamos y la doramos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. La retiramos y la reservamos.
  2. En una olla a presión con un chorrito de aceite de oliva virgen extra, ponemos la cebolla, la zanahoria y cuatro dientes de ajo. Lo salpimentamos y lo dejamos sofreír.
  3. Rallamos los tomates y los añadimos.
  4. Pasados tres o cuatro minutos, incorporamos la carne y añadimos la copa de vino blanco. Lo dejamos reducir y lo cubrimos con el caldo de carne. Cubrimos la olla y, cuando coge presión, lo dejamos 20 minutos.
  5. Mientras, preparamos la gremolata, picamos los ajos, el perejil y rallamos la piel de limón. Lo añadimos la guiso y lo dejamos cinco minutos más.
  6. Pasamos la salsa por el pasapurés y ya lo podemos servir.

 

Tiempo de preparación: 45 minuto(s)
Tiempo de cocción: 35 minuto(s)
Número de comensales: 4

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