Tres años después volvemos al SONAR o, más bien vuelvo, Ana se ha quedado con Pau, muy a su pesar. Y, desde hace ya un tiempo, vuelvo para comer bien. Cada vez se come mejor en todas partes y los festivales no podían ser menos. Algún día llegará a los oídos de Renfe y se comerá medio bien en los trenes.

En Sónar 2022 dentro de Sónar de Día, han dedicado el área de restauración a tres restaurantes barceloneses de nueva creación en cada uno de los tres días del festival. La Balabusta, Prodigi y Palo Verde. Son tres modelos y maneras distintas de entender la cocina y el restaurante. Tres miradas a la cocina mediterránea que ponen de manifiesto el dinamismo, la diversidad y el mestizaje gastronómico de Barcelona.

Además, los foodtrucks también han ido mejorando. Este año se estrenaba Tamae Bar, la cocina asiática de Albert Raurich, que tiene estrella Michelin en Dos Palillos. 

Ayer no pude asistir. Hoy era el turno del Restaurante Prodigi. Jordi Tarré, con solo 26 años, no ha querido esperar más y acaba de abrir en Barcelona. Estudió en el CETT y acabó de formarse en Nectari, Hisop y El Celler de Can Roca. Después una etapa en Londres trabajando en Mandarin Oriental de Hyde Park, Ametsa with Arzak Instructions y The Fat Duck. A los 25 años no sabía qué hacer con mi vida, Jordi lo tenía claro desde los 17 y eso es una gran ventaja.

El menú consistía en un ajoblanco de chufas y rábano picante que sirven en un plato ondo, añaden gírgola cocinada con ajo y perejil, añaden unos tomates cherry semideshidratados y marinados y acaban con un aceite verde de perifollo.

De segundo, en la base ponene un puré de boniato asado, añaden el rabo de vaca, asado a baja temperatura durante horas, añaden el jugo del asado, una mozzarella ahumada y lo acaban con una escarola frise aliñada con una vinagreta de módena y aceitunas negras.

De postre, una panacota de leche de coco con un sirope de fruta de la pasión,  añaden unas fresas, unos crispis de frambuesa y unas hojas de menta.

Isaac Gelabert, que lleva organizando esto desde el principio, me hizo una reflexión interesante sobre la transparencia en los restaurantes. Cree que deberían explicar casi todo, desde los ingredientes hasta las condiciones del personal. Le parece irónico que se haya hablado antes de bienestar animal que del bienestar del personal. Estoy totalmente de acuerdo y veo que nos va a tocar una subida de precios. Tendremos que ir menos veces, pero iremos mejor. 

El ajoblanco muy curioso, refrescante y muy rico. La verdad es que es curioso disfrutar de un menú así rodeado de gente tan diferente a lo que uno está habituado. Es toda una experiencia.

La carne sabrosísima, para comerse un camión. Contraste muy interesante con la mozzarela y la escarola. Los amargos son poco populares y la escarola es uno de los pocos que nos quedan. Por un momento olvidé que estábamos a más de 30 grados. La cocina es de las pocas cosas que te ayudan a vivir el presente con intensidad. 

El postre muy curioso, apto para veganos, dado que no lleva leche, el sabor a coco es muy sutil. Me he quedado con ganas de ir al restaurante, si os animáis, ya me contaréis.


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