Ahora que acaba el año, voy a probar algo nuevo. Una receta para ver, no para hacer. La elaboración del panettone tradicional es una auténtica locura. Prepararlo en casa, con garantías de obtener un buen resultado, es casi imposible. Por eso este formato. Se trata de disfrutar de la elaboración, sin intención de repetirlo. Aprender algún truco, descubrir una curiosidad. Sin más.

El panettone de Daniel Jordà, perfeccionado con cada elaboración, vigilado en todo momento, es todo un espectáculo. La masa madre, el empaste, las fermentaciones largas, los reposos, el volcado. Una secuencia que dura unas 24 horas.

Ha sido toda una experiencia pasar unas horas en una panadería con toda la maquinaria en funcionamiento. Con procesos que requieren esperas, breves manipulados, amasados largos, es muy interesante como trabaja un grupo tan numeroso de personas que saben que tienen que hacer en todo momento. No hay tiempos muertos para los panaderos. Una actividad simultánea en la que puedes estar esperando a sacar una elaboración del horno, mientras amasas otra, preparas recipientes, pesas ingredientes, formas panes, vigilas la fermentadora. Un frenesí.

La panadería de Jordà, Panes Creativos, es una de esas loterías que te puede tocar. Cuando una panadería de toda la vida, se transforma en un paraíso del pan. Si eres un vecino, te puedes dar con un canto en los dientes. Son pocas pero marcan la diferencia.

Qué decir del panettone. Las tres “p” italianas me apasionan. Pizza, pasta y panettone. ¿Cómo se ha llegado a esta elaboración? ¿Qué genio tuvo esta ocurrencia? Como casi siempre, una elaboración que se ha ido perfeccionando generación tras generación hasta llegar a estos resultados esponjosos, aromáticos, alveolados, sabrosísimo. Una maravilla.

Esta vez no hay instrucciones ni paso a paso. Se trata de sentarse, relajarse y disfrutar del espectáculo. Espero que os guste. Abrazos.