Casi nos recorrimos las costa asturiana en su totalidad. Llegamos al aeropuerto de la mano de Vueling y pusimos rumbo a la playa de Andrín, dormimos en Oviedo y, tras un desayuno ligero, con tranquilidad nos dirigimos al Chiringuito Menos Mal en la Playa de Porcía.
Otra llegada espectacular, con algo más de civilización que en Andrín. A mano izquierda, queda la desembocadura del río Porcía. Frente a la playa, formaciones rocosas impresionantes.
Con marea baja, muy recomendable el paseo sobre la arena oscura. No hacía día como para bañarse, pero nos quedamos con las ganas.
Si uno no es de chiringuitos, hay mesas disponibles en una pradera donde abunda la hierbabuena. Un lugar con una atmósfera especial.
El chiringuito es de madera, pequeño, con una carpa en un lateral para los más frioleros y mesas alrededor. Unas altas, con troncos a modo de bancos y otras bajas, hechas con pales. Algo incómodas, pero eran las que tenían mejores vistas.
No hay carta en papel, los platos están escritos en una pizarra en una de las paredes del chiringuito. Recomiendan hacer una foto y decidir sobre la misma. Es una carta corta con una mezcla de platos típicos de la zona y versiones algo exóticas. Hay queso con anchoas o pastel de cabracho y también noodles, rollito vegetal o pad thai.
Pedimos solo un par de platos, la medida asturiana nos supera. Unas anchoas con queso y una fideuà Menos Mal.
Doce anchoas y un buen frasco con queso en aceite. Todo rico, pero mejor para compartir entre alguno más.
Para ser un miércoles de mediados de junio, estaba muy animado. Casi todas las mesas estaban ocupadas. En la parte de fuera, no se hacen reservas, pero la rotación nos pareció bastante ágil.
La fideuà también enorme, en lugar de la fina capa de fideos a la que estamos acostumbrados, sirven un par de dedos, así que es una buena dosis. Con cuatro gambas, unos buenos trozos de rape y algo de sepia. Estaba bien de punto, de sabor algo suave, tal vez le faltaba algo de fuerza. Pudimos con algo más de la mitad.
De postre tenían la típica carta de helados industriales o uno casero, así que nos pedimos la crema de arroz y cereza, con helado de coco y mango y crumble de galleta. Una versión de un postre asiático curiosa. La crema de arroz espesa y densa, combinaba bien con el helado y la galleta le daba un punto crujiente.
Con algo más de beber e igual otro postre, hubiéramos comido tres sin problemas. Hay que acabar con esa cultura del “si no sobra, no hemos comido bien”.
La del Menos Mal es una propuesta interesante y vale la pena la visita.
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Todo empezó en 2007. Mi tío, que por entonces nos divertía con su blog «Desde Mi Cocina», me envío un vídeo de Robert Rodríguez. Resulta que el conocido director de cine, en los extras de sus DVDs incluía vídeo recetas. Se le veía en casa, preparando una cochinita pibil. Era un formato informal, directo y breve, pensé que algo parecido podría funcionar en youtube. Subí mi primer vídeo, una receta de tortilla de patatas, se hizo viral y aquí seguimos. Desde Tarragona, compartiendo recetas y experiencias gastronómicas de todo tipo.