Buenas noticias. Una vez más, de la mano de Vueling, vamos a hacer un recorrido por nuestras costas buscando el mejor chiringuito. Como siempre, necesitamos vuestras recomendaciones. ¿Conocéis buenos chiringuitos?
Antes de empezar, vamos con un poco de historia. Parece que la palabra chiringuito apareció en Cuba en el siglo XIX. En los descansos en las plantaciones de caña de azúcar los trabajadores se preparaban café de filtro. Al chorrito de café filtrado le llamaban chiringo. Con el tiempo, se improvisaron quioscos donde ofrecían el café y les llamaron chiringuitos.
Para los próximos destinos, seguiré vuestras recomendaciones. En la visita Mallorca he tirado de contactos.
La isla se ha transformado mucho y quedan pocos chiringuitos en los que puedas comer con los pies en la arena. La Ponderosa es uno de ellos.
Está en la Playa del Muro, tocando al Parque natural de la Albufera. Entre semana y a principios de junio, ya es necesaria reserva, así que os podéis hacer una idea de su éxito.
A escasos metros del mar, tiene una parte frontal cubierta, con las mesas sobre la arena, y una lateral, algo más resguardada. Decoración cuidada, con mucha madera. Trato atento y amable. Mucha sonrisa, incluso ante clientes impacientes. Detalle que siempre se agradece.
Un par de cervezas y el típico servicio de pan, allioli y aceitunas para empezar. No se hizo esperar, la ensalada de la abuela, a base de judías blancas, acompañadas de tomate, pimientos, cebolla, huevo duro y trocitos de pan tostado, aliñada con una vinagreta de mostaza y yema.
Una ensalada contundente pero refrescante, mejor para compartir. Al pan le faltaba un punto de tueste. En casa, la vinagreta de mostaza con legumbres es muy habitual, así que nos gustó mucho.
La carta es larga y diversa. Hay platos para todos los gustos. Creo que no pedimos el arroz más representativo de lo que ofrecen en Ponderosa Beach.
Como bien sabéis, el arroz “del señorito” no requiere esfuerzos. También se le llama “arròs cec”, dado que se puede comer a ciegas, no hay cáscaras de gamba o conchas de moluscos.
Los sirven con gamba, mejillón, rape y sepia. Mucho tropezón y poco arroz, algo a lo que no estamos acostumbrados. Un punto dulce, probablemente por el tomate. Nuestra sensación es que estaba adaptado a un paladar que pide sabores menos intensos. Nos tendríamos que haber animado con el arroz “Rebentat” de conejo y calabaza. Casí siempre es mejor aquello con raíces locales.
El arroz estaba suelto y en su punto. El remate final en el horno siempre da buenos resultados.
Acabamos con un postre solidario, parte de los beneficios de la tarta de lima se destinan a una granja de acogida en Ghana.
La base es un bizcocho de moringa, planta originaria del norte de India. La cubren con crema de lima y rematan con gel de lima y miel, nueces caramelizadas, caramelo de lima y aceite de oliva y la acompaña un sorbete de limón a la parrilla. Un postre refrescante, predominan los ácidos y, evidentemente, es dulce. Curiosa elaboración que debe llevar su tiempo.
En resumen, una buena oferta gastronómica, en un lugar paradisíaco, cómodo y agradable. Veremos si se cuela en el top 5 final.
Bien, la semana que viene visitamos Lanzarote y Fuerteventura, así que agradeceremos cualquier recomendación en las Islas. Si no son de “pies en la arena”, ya sé que en Canarias es menos habitual, también nos valen restaurantes en primera línea de mar.
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Todo empezó en 2007. Mi tío, que por entonces nos divertía con su blog «Desde Mi Cocina», me envío un vídeo de Robert Rodríguez. Resulta que el conocido director de cine, en los extras de sus DVDs incluía vídeo recetas. Se le veía en casa, preparando una cochinita pibil. Era un formato informal, directo y breve, pensé que algo parecido podría funcionar en youtube. Subí mi primer vídeo, una receta de tortilla de patatas, se hizo viral y aquí seguimos. Desde Tarragona, compartiendo recetas y experiencias gastronómicas de todo tipo.