FRED 62 1850 N Vermont Ave, Los Angeles Ca

Los Ángeles es una ciudad enorme. Más horizontal que vertical. La mayoría de edificios son de dos alturas. Muy pocas zonas son paseables. Sin coche, es inabarcable. Con coche, no es mucho mejor, dado que el tráfico es intenso todo el día. Con un Dodge Challenger se hace algo más ameno, aunque estés parado en una freeway.

Algunas turistadas son inevitables. Uno no puede visitar Los Angeles y no acercarse a Hollywood, aunque solo sea para ver el clásico cartel que lo anuncia, todo un icono de la cultura norteamericana.

Lo hicimos breve. Turismo inglés. Sin bajarse del coche. Ni para una foto. Subiendo N Beachwood Drive se ve perfectamente.

A pocos minutos, en el barrio de Los Feliz, está Fred 62. Lo descubrimos la última vez que estuvimos en Los Angeles y teníamos ganas de volver. Es una recreación del clásico “diner” americano. Abierto desde 1997, todavía no ha cerrado. Abren 24 horas al día, siete días a la semana y 365 días al año.

Como es lógico, el ambiente varía mucho en función de a la hora que vas. Por la tarde noche hay gente de todo tipo. Una chica leyendo una novela tomándose un milkshake enorme, un asiático con unos calamares y un café que no levanta la vista del móvil o grupos de amigos muy animados. Más tarde, se llena de raros.

Por las mañanas, sobre todo los fines de semana, es momento de los grandes desayunos. Lleno pero sin colas. Sin prisas. Algo que valoramos mucho, dado que este es un país sin sobremesas. En cuanto te acabas lo que tienes en el plato, te lo retiran y te traen la cuenta. En Fred 62 se lo toman con algo más calma.

En cuanto te sientas, te sirven café, que te rellenan las veces que quieras, y dos vasos de agua, también con relleno ilimitado. Son dos detalles que hace que nos gusten los desayunos clásicos. En las cafeterías hipsters, el café es mucho mejor, pero no hay relleno.

Ana se pidió unas tostadas, que acompañan con mantequilla y mermelada, y un bol de frutas. Iba a ser un día largo, así que me pedí unos huevos rancheros, servidos con tortillas de maíz, frijoles negros, queso jack y cheddar, salsa, crema agria, guacamole y salsa ranchera.

Una combinación tremenda. Son muchas elaboraciones que juntas funcionan. Los huevos, las alubias, el guacamole, las salsas. El picante no era necesario, pero siempre hay que probar.

Bread Lounge 700 S Santa Fe Ave, Los Angeles, CA

Un desayuno alternativo, aunque menos recomendable, es el clásico café y croissant. En EEUU en general, no es fácil encontrar buena bollería francesa. Igual que antes era casi imposible encontrar buen pan y ahora es bastante común, croissants y napolitanas son cada vez más populares.

Son elaboraciones complicadas. El hojaldre requiere tiempo y buenos ingredientes. Buena harina y, sobre todo, buena mantequilla.

El verano pasado en Francia su precio subió un 60% y se hablaba de la crisis del croissant. No alcanzaba estos precios desde la Segunda Guerra Mundial.

Aquí la bollería se hace con otras grasas. Desde mi punto de vista, el único sustituto digno de la mantequilla es una buena manteca de cerdo, pero con manteca, mejor hacer ensaimadas.

Si la elaboración de la pizza napolitana ha sido declarada patrimonio de la humanidad, la elaboración de la ensaimada tradicional, debería ser, como mínimo, eso.

Por lo que he visto, en Estados Unidos sólo hay buena bollería en las pastelerías y panaderías gourmet. No hay más que fijarse en los precios. Más del triple de lo que pagamos aquí.

A Bread Lounge llegamos en coche. Como a todas partes en Los Angeles. Está en una zona de calles anchas y naves industriales. Nada acogedor.

El local es enorme, tiene hasta parking. Techos altos, mostrador al entrar y un espacio diáfano con mesas y sillas de madera robusta. Cuadros curiosos en las paredes y un ambiente algo frío. Tal vez porque la mayoría de clientes piden para llevar.

El negocio fundamental es la venta al mayor, por ello no es un local con mucha vida. Por lo menos cuando lo visitamos nosotros.

La napolitana, enorme, como todo en el país. Algo seca, lo que queda compensado cuando se muerde el chocolate. Mucho mejor el croissant, ancho y corto, con poco cuerno y mucha miga. Los cafés también enormes, como para hacer unos largos. Bien preparados y muy aromáticos.

Todo excelente, aunque pagar algo más de dieciséis dólares por un para de desayunos me parece excesivo, por muy gourmet que sea el tema.

Pizzanista! 2019 E. 7TH ST, Los Angeles, CA

Pizzanista! también está en el Arts District, a escasos metros de Bread Lounge. Parece que es una zona que va cogiendo vida.

La pizzería la fundó en 2011 Salman Agah, un famoso skater. Su éxito les ha animado a abrir un nuevo local en Long Beach.

El local en Downtown es pequeño y estrecho. Oscuro y con la música alta, casi un pub.

El horno en el centro y un mostrador con las pizzas a la vista. Son al corte, así que es mejor ir en hora punta, para que estén recién hechas.

Se llena enseguida, pero fuera también hay algunas mesas y una barra en el ventanal que da a la calle. Suele haber sitio porque muchos clientes piden para llevar.

Es curiosa la mezcla de los clientes, desde el hipster más cool hasta la familia que vive en el vecindario.

Presumen de ingredientes frescos y naturales. Preparan su masa de pizza a diario, con cultivos de masa madre de más de 200 años, que se trajeron de Nápoles, aunque el estilo de sus masas es neoyorquino, con masas finas y crujientes.

Las porciones son grandes, pero pedimos tres para probar, margherita, pepperoni y meat Jesus. Las acompañamos de un par de cervezas. Se agradece la mozzarella y la albahaca fresca en la margherita, que sirven a $3.50. La Meat Jesus lleva pepperoni, salchicha y beicon. Es decir, una mezcla de carnes y embutidos que suelen condimentar la pizza, pero todos juntos. Una bomba algo excesiva. Tal vez por ello hayan hecho una versión con seitan. Es algo más cara, $4.20. Finalmente, otra clásica, pepperoni, de sabor intenso y punto picante, como debe ser. Esta a $3.50. La masa es muy aromática gracias a la elaboración a partir de masa madre, y con la base bien crujiente, lo que se espera del estilo neoyorquino.

Los Angeles es una ciudad con mala fama pizzeril. Sin duda, es algo que está cambiando.

Phil’s Deli & Grill 6333 W 3rd St #540, Los Angeles, CA

El Farmers Market es una visita interesante, aunque es zona de concentración turísitca. Abierto desde 1934 recuerda a la Boquería de Barcelona. Es un mercado, donde puedes comprar producto fresco, pero funciona más como atracción turística. A pesar de ello, a primera hora, es soportable.

Estábamos de visita en la Costa Oeste porque me habían invitado a ver la recolección de las nueces de California, así que nos acercamos a la parada de frutos secos para curiosear. Resultó que Magee’s es la parada más antigua. Su especialidad es la crema de cacahuete que preparan allí mismo. 100 % cacahuete.

Un dato interesante, en los supermercados, si distingue entre peanut butter, con un mínimo de un 90% de cacahuete, y peanut spread, que a saber qué tiene.

Hay varios puestos especializados. Llama la atención uno dedicado exclusivamente a salsas picantes, con una oferta a la que vale la pena dedicarle algo de tiempo.

Si te gusta esto de la gastronomía, por los pasillos del mercado encuentras casi de todo. Además de fruta, verdura, carnes y pescados, también hay menaje y, como no, restaurantes y cafeterías.

La última vez que estuvimos en Los Angeles, descubrimos por casualidad el pastrami de Phil’s Deli & Grill. Así que repetimos. Antes, nos cogimos un café, dado que allí no sirven.

Las mesas y sillas que encuentras en los pasillos son compartidas por todos los negocios, así que puedes sentarte en cualquiera.

La carta de Phil’s es muy completa. Cocina tradicional americana hecha al momento. Huevos en todas sus versiones, hamburguesas, perritos calientes, sándwiches variados, que podríamos describir como tipo deli, y combos interesantes.

Como desayuno, el sándwich de pastrami tiene una cantidad de carne considerable, así que preferimos compartir. Por probar algo más, también pedimos una tortilla veggie de pimiento, cebolla, champiñones, espinacas y tomate. Rica, pero nada del otro mundo.

La cocina es abierta, así que puedes ver, a través de una ventana, como preparan los distintos platos. Viendo a un profesional a buen ritmo siempre se aprende algo. Por otro lado, es la mejor manera de mostrar al cliente cómo haces lo que haces.

En casi todas partes puedes elegir el pan, suelen tener de centeno, blanco, de trigo y de fermentación natural. Los días que no queríamos desayunar tanto, simplemente pedíamos pan y mantequilla, que es como piden las tostadas.

En general, nos tomábamos un café a primera hora, desayunábamos potente algo tarde y cenábamos pronto. En casi todo el país a las seis de la mañana ya está todo en marcha y, sobre las nueve, las calles empiezan a vaciarse. Arrastrando el jet lag, los madrugones no cuestan tanto.

Y vamos ya con lo importante, el sándwich de pastrami. No es el de Langer’s o el de Katz’s, pero tiene un gran nivel. Cortan la carne muy fina y ponen una buena cantidad, incluso en la versión pequeña. Está tierna, jugosa y sabrosa. Lo sirven con mostaza suave, pan de centeno y medio pepinillo, que no puede faltar. Es la combinación clásica que tanto nos gusta.

No es un lugar como para ir de peregrinaje, pero sirven un pastrami muy rico a precios razonables. Un detalle a tener en cuenta, si consumes en el mercado, el parking sale muy bien de precio. Si os pilla cerca, es una visita que recomiendo.

Langer’s Deli & Restaurant 704 S Alvarado St, Los Angeles, CA

Si nos ponemos serios con el pastrami, la vista obligada es Langer’s Deli, sin duda, uno de los mejores sándwiches de pastrami del país.

El restaurante se fundó en 1947 en el distrito del MacArthur Park en downtown Los Angeles. Pero no fue hasta la década de 1960, que su #19 alcanzó la fama. Un sándwich de pastrami caliente, con pan de centeno, ensalada de col y queso suizo, aliñado con salsa rusa.

La degradación del barrio en los 70, conocido entonces como el paraíso de la droga, fue la etapa más dura de su historia. Afortunadamente, la apertura de la estación de metro de Alvarado en 1994, revitalizó la zona atrayendo a nuevos clientes.

Abierto de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, de lunes a sábado, el local esquinero es bastante grande. Con un estilo clásico. Te acomodan al llegar y te atienden en la mesa, rellenándote el café o el vaso de agua a demanda. No hay derroche de simpatía, el trato es simplemente correcto.

Vamos con lo importante, su mítico #19. Pan de centeno cortado al momento, una crujiente ensalada de col aliñada en su justa medida, una buena loncha de queso semifundida por el calor del protagonista, el pastrami, fileteado con precisión, con intenso aroma de humo, un punto dulce y especiado, acompañado de medio pepinillo que no podía faltar. Un bocado completo, tierno, sabrosísimo y muy equilibrado. Todo por $17.95.

Kang Ho Dong 3465 W 6th St, Los Angeles, CA

El barrio coreano, conocido como Koreatown o K-Town, está en el distrito de Mid-Wilshire. Casi un 20% de su población es de origen coreano, así que la vista es una experiencia curiosa. La mezcla de culturas siempre resulta interesante.

La cocina coreana es cada vez más popular. El kimchi ha entrado con fuerza, pero la punta de lanza ha sido su famosa barbacoa.

De ternera, cerdo o pollo, su peculiaridad es que se sirve en una mesa equipada con una barbacoa en el centro.

En Los Angeles, hay bastantes sitios para disfrutarla. Probablemente, Kang Ho Dong no sea el mejor, pero es uno de lo más populares.
En horas punta, las colas son insoportables, así que lo recomendable es ir a contracorriente.

Una vez en la mesa, puedes complicarte la vida o pedir un combo, lo hay de ternera y de cerdo y lo puedes adaptar a tus gustos. Lo pedimos de cerdo, con huevo al vapor, maíz con queso fundido, un guiso de kimchi, pan de boniato, además de todos los condimentos que te encuentras ya en la mesa, como el rábano encurtido, el kimchi, ensalada de brotes y las diferentes salsas.

Es lo más divertido, la cantidad de combinaciones que uno puede hacer mientras se prepara la carne en la barbacoa. De eso se encarga el camarero, que controla la potencia del fuego y va colocando la carne, dándole la vuelta y cortándola en función del ritmo al que vas comiendo.

Después puedes servírtela directamente o hacer una especie de taco sobre una alga y rellenarlo con lo que te apetezca.

Curiosamente, lo que más nos gusto no requería de la barbacoa, dado que era una panceta marinada que venía ya preparada. Dulce y picante, combinaba muy bien con los vegetales y las salsa disponibles.

La ventilación no era muy buena y es un sitio muy ruidoso, con música alta, pero la experiencia fue divertida. Es algo que vale la pena probar.

The Boiling Crab 3377 Wilshire Blvd #115, Los Angeles, CA

Los cangrejos son tan populares en el país que hay varias cadenas de restaurantes dedicadas a ellos. Para que os hagáis una idea de su popularidad, uno de los capítulos de Ugly delicious, nueva serie en Netflix, está dedicada a su cultura y sus restaurantes.

Cuando, en su día, vi las escenas en The Wire de Jimmy McNulty y The Bunk poniéndose finos de cangrejos y cerveza, el festín quedó anotado para disfrutarlo en la siguiente visita y así lo hice la última vez que estuvimos en Nueva York y eso que a Ana no le gustan.

Como gran ciudad, Los Angeles tiene bastantes restaurantes dedicados al marisco, aunque a mi lo que me apetecía eran unos cangrejos al estilo de New Orleans, así que nos acercamos a The Boiling Crab, también situado en Koreatown.

Cuando los pedí, me comentaron que se habían acabado los frescos y que tendrían que ser congelados, pero los pedí igual.

Como es habitual, te ponen el babero de plástico y te lo sirven también en una bolsa de plástico. La patata y el maíz, se lo pides, también viene en una bolsa a parte. Es una cerdada, pero me encanta.

Puedes elegir el grado de picante y lo sirven junto a unas limas, sal y pimienta, que puedes combinar a tu gusto.

Ana tuvo que conformarse con verme ponerme fino mientras se comía un mediocre pollo frito, aunque con una salsa que estaba bastante rica.

Una vez más, una experiencia que recomiendo.

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La pizza de masa madre de Pizzanista!
El Pastrami de Phil’s Deli & Grill, The Original Farmers, Los Angeles CA


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